En las residencias universitarias de Granada, Málaga y Sevilla de Amro siempre nos llama la atención como los alumnos sienten predilección por alguno de sus profesores, hasta el punto de disfrutar enormemente a la hora de preparar sus asignaturas.

Lo cierto es que todos sabemos que un buen profesor puede ir mucho más allá de enseñarnos una determinada materia. Puede convertirse en una persona que influye de manera transcendental en nuestra vida. Seguramente será una de esas personas que no olvidaremos jamás. Y eso lo consiguen conectando de algún modo profundo con sus alumnos.

Qué diferencia a los mejores profesores

El profesor de historia estadounidense Kein Bain y director del Center for Teaching Excellence de la Universidad de Nueva York, realizó un estudio que plasmó en un libro titulado “Lo que hacen los mejores profesores de universidad”. Pasó años buscando a los mejores profesores de los EEUU. Pero partiendo de la base que estos no eran necesariamente los que conseguían que sus alumnos obtuviesen los mejores resultados en los exámenes. Sino aquellos docentes que lograban que sus alumnos se esforzasen en aprender y en desarrollar un pensamiento crítico. Los que consiguen despertar la curiosidad de los estudiantes para que empleen su creatividad en la resolución de problemas.

En su libro, Kein Bain extrajo una serie de conclusiones sobre las características que tenían en común los mejores docentes. En este sentido, podemos destacar que se trata de personas que conocen muy bien su materia y que se esfuerzan en estar al día de sus correspondientes campos. Es decir, creen en la formación continua y valoran las aportaciones de sus compañeros.  Pero también suelen tener interés en campos ajenos al suyo.

En sus clases son capaces de simplificar y de clarificar conceptos complejos, de modo que a través de sus explicaciones son capaces de mantener la motivación de sus alumnos y de alentarlos a profundizar en la materia.

Estos docentes tienen una comprensión que puede ser intuitiva del proceso de aprendizaje humano. Eso les lleva a ayudar a sus alumnos a construir su propio conocimiento. Se plantean que el aprendizaje debe ir más allá del conocimiento para pasar una prueba. Es algo que debe tener una influencia duradera en lo que la gente piense. Por eso, son capaces de crear un “entorno para el aprendizaje crítico natural”.

A través del compromiso proporcionan enseñanzas para la vida

En las residencias universitarias de Granada, Málaga o Sevilla de Amro hemos escuchado a algunos de nuestros residentes valorar la confianza que los buenos profesores depositan en ellos. Kevin Bain mantiene que los buenos profesores confían en que los estudiantes quieren aprender y en que tienen la capacidad para ello. Eso les lleva también a esperar que los estudiantes también den lo mejor de sí mismos.

Los buenos profesores se evalúan a sí mismos. En este sentido, comprueban sus propios resultados cuando valoran a los estudiantes y emplean para ello programas sistemáticos. Son personas que, en general, no dudan en enfrentarse a sus propias debilidades y errores.

También son personas que suelen tener un fuerte compromiso con la comunidad académica. Y creen en el valor de la educación para mejorar la sociedad.

Por supuesto, los buenos profesores no son perfectos. Pero se esfuerzan en mejorar y en encontrar la mejor manera de estimular a sus estudiantes. Si hay una palabra que les defina es “compromiso” con sus clases y con sus alumnos. Y eso mismo es lo que esperan de sus alumnos. Y es que, la buena enseñanza suele ser una enseñanza para la vida, basada en valores morales.

Desde las residencias universitarias de Granada, Málaga y Sevilla de Amro también nos implicamos en las necesidades de nuestros residentes y buscamos la excelencia.